Antes de empezar, hay que dejar claro que Salamanca pertenece a la Comunidad de Castilla y León aunque existan, aún hoy en día, detractores que piensan y creen que forma parte de León. Explicaré brevemente las razones de dicho colectivo:
- Ya el rey asturiano Alfonso I llegó hasta tierras no ya charras, sino de Extremadura y las repobló con gentes del Norte. Esas repoblaciones sólo perduraron en sitios aislados. Son esos núcleos cristianos que en el Fuero de Salamanca aparecen como “serranos”.
- Los reyes astur-leoneses dieron muchísimo a la provincia de Salamanca, en otras cosas: dieron fueros, entre otras localidades, a las de Salamanca, Ledesma y Ciudad Rodrigo. Fernando II de León dio a Ciudad Rodrigo sede episcopal, nombramiento al que tanto debe Ciudad Rodrigo, donde todavía hay monumentos dedicados a ése rey leonés. Alfonso IX de León creó la Universidad.
Pero, centrémonos ahora en la cultura y en algunas tradiciones. En la provincia de Salamanca, todavía se conservan hablas leonesas, en concreto, en las comarcas de Sierra de Gata, Sierra de Francia y Arribes del Duero.
En la Música también se deja sentir su influencia. La gaita charra y el tamboril en las únicas provincias que se toca son: León, Zamora y Salamanca. También en Cáceres, Asturias, Badajoz y Huelva. A Peñaparda llegó el pandero cuadrado, cuyo origen es astur-leonés.
Además, hay ritmos como el del “Charro verdadero” que comparten sólo provincias leonesas. Y existen gran número de canciones salmantinas que bajaron de Asturias y León, como, por ejemplo, “Esquilones de Plata” y “Sindo, el tamborilero”.
Del Tamboril, Thoinot Arbeau, en su Orchecographie escrita en 1589, dice que "tiene una longitud aproximada de dos pies pequeños y un pie de diámetro; sobre las membranas se colocan unas cuerdecitas que son causa de que, cuando se golpea el tamboril con un palillo o con los dedos, el sonido de dicho tamboril sea estridente y vibrante".
En Provenza (Francia) donde también existe tradición en el empleo de la flauta o caramillo y tamboril se da, en el ámbito tradicional y en el culto, una variedad de formas y sonidos diferentes, que para Bainess (en su artículo de Grove Dictionary), es una tipología que data del siglo XVI. Se trata de un cilindro que en longitud llega a medir dos veces su diámetro; es tamboril provenzal se toca igualmente colgado del brazo izquierdo y con una sola baqueta.
Según información que aparece en el diccionario de Brenet estuvo en boga en la sociedad parisiense durante la segunda mitad del siglo XVIII, incluso se incorpora a la orquesta de la ópera de la comedia italiana. En 1772 un tal Chateauminois, poseía una escuela de tamborileros de alta sociedad, había una cierta moda pastoril o bucólica entre la aristocracia; en esta época, se trató de refinar el sonido de estos tamboriles colocándole unas cuerdas metálicas que vibraban por simpatía y no por el roce inmediato con el parche.
En nuestro ámbito geográfico y cultural, la tipología del tamboril, puede presentar variaciones notables. En León, según José Luis Alonso Ponga, el tamboril se le denomina también caja, y se hacía antiguamente de un tronco de unos 60 cm de alto por 40 cm de ancho; el tamboril tiene unos aros metálicos donde se enroscan las pieles que podían ser de corzo, aunque lo normal, es utilizar pieles de cabra, oveja o perro. En la actualidad, para el cilindro, se pueden aprovechar latas metálicas; en cuanto al sistema de tensores, antiguamente, eran de cuerdas con grapas de cuero mientras que, actualmente, se utiliza un sistema de tornillos con mariposas parecidos al de lo redoblantes.
En la mitad sur de Zamora, Salamanca y norte de Cáceres aparecen lo ritmos con golpes acentuados a contratiempo: El Charro y su familia, la charrada y su gran familia (picaos, perantones,...). Hay una gran maestría en el empleo de toques en el aro y en las distintas partes del tamboril obteniéndose distintos sonidos.
En cuanto a la Gaita según Felipe Pedrell, " es el instrumento más antiguo de música; aparece en las edades prehistóricas, como testimonio de las primeras manifestaciones del instinto musical". Las primeras representaciones plásticas de los tañeros de flauta, aparecen en las tumbas egipcias y en diversos relieves de Asiria y Babilonia.
El profesor García Matos cree que la idea de acomodar tres agujeros a la flauta tiene su origen en los pueblos de Asia menor. Pasa después a Egipto. Los frigios la introducen en Grecia. Las tribus de Arabia la recogen con el nombre de Gorba. Pasa a la China y también a América.
En España, esta flauta, en su versión no evolucionada, se introdujo también en la misma época remota. Siguiendo el estudio del profesor García Matos, los arqueólogos encontraron dos ejemplares pertenecientes al período paleolítico de nuestra prehistoria; pero la introducción de la flauta en su embocadura ya perfeccionada, es posterior en nuestro país. El pueblo que perfeccionó la flauta de pico fue Grecia, y de aquí pasó a España, por conducta de los romanos, ya perfeccionada. Ellos la trajeron para interpretar a solo, su simultaneidad con el tamboril se cree de origen español.
El padre Olazarán de Estella, en su "Método de flauta vasca": incluye fotografías de un juglar manejando a un tiempo flauta y tamboril; corresponde a una escultura del S. XII del Monasterio de Oliva (Navarra). En la provincia salmantina, salvo en las tierras de Cantalapiedra, Peñaranda y puntos de la tierra de Alba y el alto Tormes (que usan la dulzaina y el redoblante), se utiliza en el tamboril y la gaita para acompañar las danzas, ramos, procesiones y las alboradas de bodas con las dedicadas al patrón de las localidades. Según el profesor Dámaso Ledesma, estos instrumentos se usaban para acompañar unisonalmente a la voz humana.
La riqueza de la música tradicional salmantina se debe al hecho de que posee un ritmo variado, único y exclusivo, y de una gran complejidad. Los ritmos, en Salamanca, se convierten en su mejor tarjeta de presentación, ya que son su sello personal, intransferible y autóctono.
P
ara realizar el repaso a los principales ritmos de Salamanca me basaré en el esquema del libro “sones de la gaita y tamboril “del tamborilero José Ramón Cid, que muestran los distintos troncos de la rítmica popular salmantina y sus respectivas ramas y variaciones. José Ramón Cid realiza una división de la rítmica salmantina en troncos de familias, cada una de las cuales, poseen un ritmo-plantilla esencial que puede variarse o recargarse originando diversas ramas, rimas, que nacen en el seno de la misma familia rítmica.
Estas grandes familias son:
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Fandango: de este ritmo nacen el fandango Serrano, el corrido, el brincao de Peñaparda y la jota. La plantilla rítmica coincide con la del resto de fandangos y jotas de toda España. También, da lugar a ritmos no bailables como procesiones y ofertorio.
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La Charrada: es el ritmo salmantino por excelencia, con una gran influencia en todas las provincias limítrofes, como Zamora, Ávila y Cáceres. Básicamente es un ritmo de asociación binaria. De esta gran familia nacen ritmos como el de picao serrano (pueblos de la sierra de Francia); El Perantón (ángulo sureste del campo charro, comarca de entre sierras y estribaciones de la sierra de Béjar); charrada de el Payo; Charro sorteao de Peñaparda o Salteau; Charrada Brincada se le denomina así para diferenciarlo del charro verdadero; Charrada de la Zona Este y algunos pasacalles y alboradas. Según el profesor García Matos, la charrada pertenece a la extraña familia de los ritmos conjuntos, que aparecen de manera concreta en Rumanía y otros países del este y, desde donde se extiende a algunas zonas limítrofes del occidente asiático, llegando hasta la península del Indostán. La charrada y los ritmos cojos mencionados son los únicos casos conocidos de este singular ritmo en todo el planeta. Un enigma que muchos antropólogos tratan de resolver, es como llegó a filtrarse en la Península. Se cree que se produjo por algunos de los pueblos indoeuropeos procedentes del este continental que penetraron aquí en los siglos antes de la romanización (900 a.c.).
Hablemos ahora, del charro verdadero y de los pasacalles, otros de los ritmos fundamentales en Salamanca:
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El Charro Verdadero: recibe tal nombre para no confundirlo con otros ritmos llamados así pero, que en realidad, son charradas. Es un ritmo muy extendido en el oeste en la provincia y aparece también en algunas zonas de Zamora con menor profusión. Es además, el ritmo más antiguo de cuantos aparecen en Salamanca. Aparece también el charro, como parte fundamental, en el baile de la Rosca o la Pica, baile tradicional de boda en Salamanca. Y en muchos ofertorios.
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El Pasacalles: debe su nombre a su utilidad. El tamborilero la interpreta andando por la calle. Es un ritmo que invita a caminar, a marchar al compás de la percusión. Se utiliza en procesiones y alboradas. Aunque también es un ritmo utilizado en bailes de paleos, y en el baile de la Bandera de San Felices de los Gallegos. Es la familia de ritmos menos común de todas y se da sobre todo en la zona occidental de la provincia.
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